Pinitos sobre la instrucción sexual en la niñez
Adormilando con nostalgia la negativa a la propuesta positiva
de la ministra de educación por parte de la Corte, que se dejó tentar por los
terrenos medievales, y la sensación de triunfo del concepto de monje inquisidor
(sabemos de memoria su oposición radical a todos estos temas sexuales…) del
procurador de no ampliar la instrucción de la Educación Sexual al preescolar y
primaria; pero no hay que alarmarse por esta decisión porque la instrucción
sexual de los niños en la infancia es
una obligación semántica e inherente por partes de los padres, y en la escuela
se hará en otros espacios, pero no se renunciará a ella. Y pertinente a la
labor de los padres, se puede verificar con la siguiente pregunta,
que alguien podría hacer:
« ¿Quién
debe orientar acerca del sexo, los maestros o los padres?»
«Los padres,
naturalmente».
Es tajante esta respuesta, pero surge un problema para que se cumpla este logro, y es el hogar
colombiano. Esto se puede explicar por la diversidad de costumbres, de
extracto social, de cultura, de folclor, de regiones, y por lo tanto se
alimentan muchos criterios sobre el sexo, todavía encajonado en una modelo
tradicional. Se puede tomar un paradigma
sencillo:
“Niños a quienes sus
padres los tildaron que se volverían locos si se masturbaban, y ellos hacían
esfuerzos heroicos por volverse locos”
Aquí, en este pasaje, los padres no sólo castigan verbalmente sino
físicamente con mayor rigor porque es una falta contra la moral del sexo. Y el
niño aprende en esta edad precoz de su vida que el pecado sexual es el gran
pecado, pero a pesar de este ambiente violento, y a partir de allí es el tabú el
que fija su interés que buscara otras alternativas curiosas para conocer aún
más sus inquietudes sobre el sexo…
En cambio, en otro escenario familiar, el niño de cinco o seis años hace preguntas a su
padre sobre el sexo y estos responden con la verdad y sin retraimientos, y así
la ilustración sexual se convertirá en una parte importante de la chiquillada
natural. Si hay que anotar, que “la única dificultad de darle al niño libre
todos los conocimientos el sexo que él pide, está en saber cómo hacer claras
las cosas”. Hay cosas que no están en la mano del niño, pero no hay que usar la
vía del disimulo o tomar la callejuela, hay que decirle sin emociones que la
respuesta es muy compleja para que pueda entenderla a su edad. Con el avanzar
de los días, él decodificará sus interrogantes con sus padres, y en otros
espacios de su crecimiento epistemológico.
Y en el pasaje sobre la
masturbación, si el niño es un masturbador, la curación, en cierta forma,
consiste en decirle sí a aquella
costumbre, porque entonces el niño no tiene ningún impulso morboso en
practicarla, además son los primeros pinitos para una relación sexual en el
noviazgo o matrimonio cuyos preámbulos son
las caricias... Sería excelente compartir o fortalecer esta temática con
otras alternativas pedagógicas. Que tal ponerles un CD o video denominado Pateando Tachos, donde el cantante autor
Facundo Cabral, hace disertaciones jocosa pero muy significativa sobre este
tema y el sexo en general. He aquí un pintica: “La masturbación es barata, pues no hay que pagar taxi, motel, no
hay que comprar condón y menos pagarle a la acompáñate, y algo importante,
estamos libres de enfermedades venéreas...”
Otra ayuda didáctica sería leer un cuentico memorable del escritor cubano
Guillermo Cabrera infante, titulado Amor Propio… que está incluido en su
libro La Habana para un infante.
Quiero agregar otro paradigma como la lectura de libros obscenos, a los
chicos “hay que facilitarles todos los libros pornográficos, no escondérselos,
echarlos a la cesta o quemarlos, entonces la niña o el niño vivirá plenamente
su interés, pues buscan la verdad sobre el sexo que usted nunca les dijo; los
dibujos obscenos hay que estimularlos, desde luego; pero hay que limpiar su
casa porque cualquier obscenidad en el hogar tiene que proceder de usted. La
obscenidad no es natural en un niño de cinco o seis años…” Y en esta misma
línea se deben tratar los demás ingredientes sobre el sexo, y así se obtendrá una orientación exitosa…
Las prohibiciones, los miedos, el castigo que han formado la vida sexual
en los niños por parte de padres represivos, y que aún sobreviven en menor
proporción, son las mismas prohibiciones y miedos que producen depravados que
violan y estrangulan niñas y niños en
los parques, en los matorrales y en los rincones del mismo seno familiar. Tristemente no podemos echar
al costal del olvido tipos como “el monstruo de los Mangones” o un caso recién, “el
monstruo de Monserrate”; de ahí que
la instrucción sexual no debe quedarse solamente en los padres, sin quitarles
que son el núcleo para dicha instrucción, y en caso de su ignorancia o
arraigados en los parámetros de una instrucción tradicional sexual, y como imposición
a sus hijos en pleno siglo veintiuno, se deben incluir en programas especiales
como Escuelas Para Padres, y que esta
figura no sea meramente un relleno en el
estamento educativo; además en estas secuencias pedagógicas o microcentros o
macrocentros (mejor) porque son cosas que se deben dialogar con profundización, tienen que estar presentes los niños, y sus diálogos
deben transcurrir abiertamente, respetuosos de las ideas y
opiniones, y que se promueva tanto el conocimiento intelectual y la transmisión
de la información científica, es decir, la instrucción sexual debe ser
integral, pues padres y escuela son actantes que van unidos de la mano, y así
el niño y la niña, educados en este contexto de conocimiento y libertad, serán
seres morales y felices en el devenir de sus existencias.
Jesagur
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